Fue un privilegiado y un enviado de lo alto para renovar, mejorar, animar, confortar y reformar las múltiples formas de caridad al servicio de las personas con discapacidad o enfermedad mental, más marginadas por la sociedad.
Su personalidad, es sin duda poliédrica y rica de matices. Él fue sacerdote, fundador, confidente, párroco, siervo, hombre de oración y de acción, formidable organizador, incansable apóstol, delicado pedagogo, profundo conocedor de la humanidad y de sus debilidades.
Pero analizando cada expresión de su personalidad, definirlo como enamorado de Cristo es la mejor manera de sintetizar su verdadera naturaleza.
Ver MásLa Escuela Nuestra Señora de la Divina Providencia celebra su aniversario En este 2025, en el marco del Jubileo de la Esperanza y bajo el lema “Caminamos, animados por la esperanza&rdquo...
Encuentro vocacional en Huancayo: acompañando a los jóvenes en su discernimiento Del 8 al 10 de febrero, un grupo de la comunidad de Huacho, Perú, visitó la ciudad de Huan...
El carisma de la Divina Providencia llega a Huancayo: formación de un nuevo grupo de laicos y voluntarios Con el permiso del Arzobispo de Huancayo, Mons. Luis Alberto Huamán Camay...
“Las hermanas, especialmente aquellas que deben colaborar en mi Institución, no se improvisan. La asistencia a las personas con discapacidad y a los enfermos mentales no es una asistencia común. Ello implica una voluntad heroica de abnegación y sacrificios, un espíritu de dedicación completa, más que materna, con la perspectiva de recibir como recompensa no una sonrisa de gratitud, sino la incomprensión de la inconciencia y de la frialdad”.
_Padre Pascual Uva